Reseña: Battleship (2012)

Intérpretes: Taylor Kitsch, Rihanna, Alexander Skarsgård, Liam Neeson.

Sinopsis: Tras la llegada de unas naves extraterrestres hostiles, el capitán Alex Hopper (Taylor Kitsch) será el encargado de hacer frente a la amenaza junto con su tripulación.

Inspirado en el mítico juego de mesa Hundir la flota, Battleship nos presenta una historia que viene gustando estos últimos años. Con películas anteriores como Invasión a la Tierra (Jonathan Liebesman, 2011) o Skyline (Colin Strause, 2010) donde una raza extraterrestre aparece en nuestro planeta para conquistarnos. Es cierto que este tema plantea cierto interés en todos y cada uno de nosotros, pues es algo que sin duda nos preguntamos o imaginamos.


El actor actualmente de moda, Taylor Kitsch, tras su paso por la "space opera" con John Carter (Andrew Stanton, 2012), es el encargado de dirigir el protagonismo a través del largometraje. Su participación cumple completamente con su propósito y no se le puede replicar nada, sin embargo, no me ha hecho mucha gracia que intenten vendernos la película bajo el rostro de la cantante Rihanna, cuando podían haber dado la oportunidad a la gigantesca cantera de actrices que lo necesitan, pero ya sabemos como funciona este negocio. En realidad, hubiese contado muchísimo más con el excelente actor Liam Neeson, donde su papel casi llega al cameo, y prescindido en gran medida de Rihanna.

Al comienzo del metraje, Battleship resulta insípida, pesada e incluso aburrida. A uno ya le comienzan a entrar los sudores de haberse gastado un dinero en la entrada del cine por la ínfima calidad que nos están mostrando. Afortunadamente, cuando acaban los fotogramas sin sentido, (como el partido de fútbol, completamente estúpido) comienza lo interesante. Y llega con la presentación de la armada marina, los buques, etc. Diría que a partir de aquí comienza en realidad la película.

Poco a poco, el interés hacia esta película iba tomando forma cuando llegaban las naves espaciales extraterrestres y empezaban a mostrarnos la cantidad de efectos especiales que la película iba a desplegar. Me ha sorprendido lo logradas que están las escenas en las que los edificios, los buques y las ciudades son destruídas, así como cuando las gigantescas naves emergen del agua; sin duda, a los efectos especiales no se les puede decir absolutamente nada. Aunque me ha dejado con sabor de poco en cuanto a la caracterización de los seres. Son demasiados parecidos a los humanos, y a quí es donde como siempre me doy cuenta de la calificación PG-13 (además de que en ningún momento aparecen escenas sangrientas). El atractivo en muchas ocasiones de la calificación R es de poder mostrar sin tapujos las ideas o conceptos del director y productores y en esta ocasión es un fallo, no muy grave, pero que deja con un sabor agridulce.

En cuanto a la acción, está muy conseguidas las batallas con los destructores y posteriormente, con el acorazado. Me ha recordado a Master & Commander (Peter Weir, 2003) pero en una especie de versión actual ficticia. Las batallas que se desarrollan son espeluznantes, directas, divertidas y emocionantes. Consiguen mantenernos en estado constante de adrenalina, y meternos en la piel de un acorazado de la segunda guerra mundial, el acorazado USS Missouri (BB-63), junto a la tripulación de veteranos de guerra, que por cierto, este detalle de los veteranos junto con el soldado mutilado me ha parecido, a la vez de un patriotismo estadounidense muy recurrido por el afecto que ellos poseen, también, la manera o forma de decir que todas las personas somos lo que somos, y no lo que hemos sido.


Battleship dura 131 minutos, pero hay que restarle los primeros veinte minutos donde si te los saltas de golpe, no va a pasar nada. En cuanto al resto del tiempo, es un festival de efectos especiales y de acción, donde cumple su función: entretener hasta el último minuto. Lo consigue y con creces. De hecho, hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en un cine sin tener que pensar en nada.

Para destacar: Los grandes efectos especiales, las batallas navales.
Para olvidar: Los primeros veinte minutos y la escasa participación de Liam Neeson.